Como grupo, una visita a la Mina El Tunjuelo, en la ciudad de Bogotá, Colombia, ahora una recicladora de escombros, nos hizo reflexionar sobre la responsabilidad como arquitectos de reducir la huella de carbono en nuestro sector. Se propone una alternativa a los materiales típicos de construcción, el cual su descomposición pueda resultar en un proceso que ayude a mejorar el entorno natural. A través de la exploración con la opacidad, textura y color se busca la implementación de los bioplásticos en la arquitectura para la generación de diferentes condiciones de habitabilidad. Logrando un control de cualidades lumínicas y cromáticas para llegar a una pieza de fácil alteración según el uso que se dé al espacio. Las piezas son de 20cmx20cm, que utilizaron 3 tipos de pigmentación. El biopolímero se virtió en moldes, cada uno con un patrón específico que experimenta con una propiedad de la luz. Fabricados a través de la programación en Grasshopper, modelado 3D en Rhino y cortados en CNC.