La historia en nuestro diseño parte de un replanteo de qué es el espacio privado y qué es lo público para la mujer, y cómo lo social puede traspasar los límites de la intimidad. Llegando hacia el acoso callejero, a través de una investigación de experiencias de distintas mujeres, lo haremos presente en una colección upcycling que porta y carga esos relatos, con siluetas y formas que en la interacción de pieles están al límite de develar las partes íntimas. Reivindicar por ejemplo un "piropo", llevarlo literalmente en nuestras pieles, cambia la percepción y el mensaje de esas palabras. La colección funciona gracias a donaciones realizadas por pequeñas casas de sastrerías de Capital Federal Bs As, que por la pandemia cerraron, y nos donaron piezas ya cortadas, partes construidas y unidas a la mitad, y telas. Pero toda ésta materia prima utilizada era con moldes masculinos o textiles destinados para ellos, por lo que fue otro desafío más para ir contra la ESTIGMATIZACION hacia la mujer.