Desde un principio, se quiso trabajar con la sustentabilidad y el impacto medioambiental. Todo partió por una noticia que leí en el diario donde cuentan que en la medicina brasilera estaban experimentando curas para pacientes con quemaduras graves, a partir de piel de tilapia. Fue ahí donde quise buscar formas de como lograr beneficios en la piel sin tener que tener las escamas del pescado en tu cuerpo. Por esto, trabaje con el salmón, pescado típico chileno y su piel la mayoría de las veces es desechada. Se utilizaron estas pieles y se extrajo el colágeno de ellas, generando un bioplástico que asemeja a las mascarillas faciales desechables y de un solo uso, pero esta es biodegradable. Este material aporta con sus propiedades, a la cicatrización, regeneración y humectación de la piel. Además, se puede utilizar 4 veces y luego se puede enterrar en la tierra o disolver en agua hirviendo para regar las plantas, ya que sigue teniendo colágeno e ingredientes que respetan al medio ambiente.